lunes, 8 de marzo de 2010

Contra la fiesta de los toros


06.03.10 - 00:29 -

JOSÉ LUIS MAZÓN COSTA
ABOGADO










El hombre se está re-humanizando. Hay buenas señales. La visible pérdida del poder del toreo y su no lejano fin son estupendas marcas de que otra sensibilidad está emergiendo en las conciencias humanas. Así que Cataluña representa en esto al futuro. Marco Aurelio, el emperador romano filósofo, se mostró contrario al espectáculo del circo de los gladiadores. Este otro circo de los toros también discurre en un espacio circular, tiene por suelo la arena. Y recoge la sangre y el sufrimiento extremado, no del gladiador perdedor, sino de un noble animal, el toro, que posiblemente fue en tiempos remotos objeto de adoración como animal sagrado por nuestros antepasados y ahora mira cómo le tratamos. La fiesta de los toros es la herencia del cruel circo romano, vestigio del lado oscuro del ser humano. Muchos todavía hoy necesitan ver sangre y sufrimiento para alimentarse. Es el gusto por lo bestial. Ese ingenio o arte indigno que se sustenta sobre actos crueles e inhumanos merece desaparecer y va a desaparecer. Hay políticos mediocres y abusones. Esperanza Aguirre está en la lista. En Madrid dice que va a declarar Bien de Interés Cultural al toreo para que no se lo quiten. Ya veremos las consecuencias que tiene para ella finalmente apoyar la fiesta de la crueldad con el toro. Seguro que no son las que ella imagina porque la historia es como el cauce de los ríos, está preestablecida en sus grandes rasgos.

La contaminación humana no se queda en los malos humos que ascienden a la atmósfera o con los venenos que echamos en las aguas de ríos y mares. Existe otra más sutil y no menos peligrosa o dañina. La contaminación moral y espiritual que vuelve la convivencia algo insoportable. A raudales mandamos contaminantes al éter cuando se consiente el mal trato al animal, y no solamente de los toros, sino en general con los animales con los que nos relacionamos, o cuando se tolera el sufrimiento gratuito. En tiempos de los cazadores del paleolítico superior se estudiaba matar a la presa con el menor dolor posible, no matar a la hembra sino al macho viejo, se mostraba sensibilidad con el beneficio de la propia especie animal. Y en las sociedades de cazadores recolectores que han sobrevivido a los tiempos se han podido comprobar estas costumbres, muy humanas, de máximo respeto a nuestros hermanos animales pues que tengamos que matarlos para alimentarnos no significa que tengamos que hacerles sufrir de forma absurda y ruin. El resurgir de las esencias humanas (la edad dorada cuya rehabilitació n era el trabajo de Don Quijote como caballero de aventuras) me hace pensar que en los prolegómenos en que nos hallamos de la extinción humana resurgen, como aquello del canto del cisne, nuestras mejores esencias, así que cuando el 'homo' se acerca a su despido terráqueo retorna la sensibilidad de sus orígenes, de modo que la historia viaja en círculo y el sitio más lejano es el retorno al punto de partida. Si el futuro tiene este aspecto prometedor entonces merece la pena vivir y durar en este periodo de muchas contrariedades, porque las contrariedades si tienes el ánimo fuerte para sobrellevarlas no son tanta contrariedad. Es como el peso. Si tus músculos están fuertes, no te pesa tanto como si están flojos o débiles. La clave por tanto está en estar fuerte psicológicamente y la fuerza psíquica tiene sus leyes, que habrá que divulgar para el bien colectivo.

El toreo será enviado al basurero de la historia por las nuevas corrientes. Eso ya no hay quien lo pare. Todo es una cuestión de tiempo. Habrá que legislar de forma exhaustiva y racional para parar el sufrimiento gratuito de los animales y hasta velar porque vivan en máxima libertad, acabando con muchos comercios que hoy consideramos lícitos y que son secuestros gratuitos que si supiéramos los efectos que acaban proyectando sobre nuestro futuro los quitaríamos de raíz. Y es que hay señales de que viene otro orden, otra cultura, es el retorno de los 'cromañones', es decir, del hombre auténtico o esencial, que ha resucitado como por arte de magia para guiarnos entre las catástrofes infinitas que preceden a los grandes cambios, ahora por caminos desusados y por sendas encubiertas como decía Jhon Bowle.

http://www.laverdad .es/murcia/ v/20100306/ opinion/contra- fiesta-toros- 20100306. html

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