La defensa de la brutalidad
Una de las características asociada a la brutalidad es la incapacidad por parte de los que la utilizan para asumir el rechazo que sus acciones suscitan al resto de la Sociedad. Este egoísmo que muestran ante el bienestar común hace que no sólo permanezcan indiferentes frente a una demanda continuada y mayoritaria para que pongan fin a sus desmanes, sino que cuando ven que se empieza a cuestionar su conducta, si aprecian que los medios de comunicación y la opinión pública comienzan a "inmiscuirse" con demasiada frecuencia en su comportamiento, reaccionan justamente de forma contraria, como queriendo demostrar una fuerza y un poder que, lejos de asistirles en la sinrazón de sus argumentos, lo que logra es reafirmar y acrecentar el sentimiento popular de repudio ante su comportamiento brutal, injusto y mezquino.
Últimamente estamos siendo testigos de numerosas acciones pacíficas y llamativas contra la tauromaquia, al igual que de movilizaciones y actos de protesta contra la caza como deporte o ante los repetidos casos de tremendo maltrato y muerte de perros y gatos a manos de particulares o de determinadas entidades. Pues bien, parece que algunos ven temblar los cimientos sobre los que han levantado todo un entramado de tortura, construido con argumentos falsos, basado en intereses particulares y cuya existencia implica dolor, sufrimiento y muerte de seres vivos; algunos que no quieren renunciar al placer enfermizo de reventarle las entrañas a los animales sea con una espada, con un cartucho o con unas tenazas, porque da lo mismo que el método sea legal o no, lo cierto es que la crueldad de su aplicación así como el resultado obtenido son idénticos: una criatura es torturada y asesinada a manos de hombres que experimentan satisfacción ante un toro ahogado en su sangre, un jabalí agonizando con sus intestinos fuera o un galgo "tocando el piano" colgado de un árbol.
Será por eso, por el miedo que sienten a que el resto de personas - la gran mayoría -, nos neguemos a que tales salvajadas se sigan permitiendo como ocurre en algunos casos y en otros merezcan en aplicación de la Ley unas penas ridículas, por lo que tenemos en estos últimos tiempos por parte de sus impulsores y defensores tal saturación de noticias, información y publicidad encaminada a confundirnos y distraernos de la verdadera naturaleza de esas atrocidades, considerándonos imbéciles cuando nos quieren hacer creer que quieren y respetan al mismo animal con el que después se ensañan y al que matan, al igual que el maltratador dice acabar con la vida de su pareja por amor; cuando se valen de la agresión para tratar de callar las voces que se expresan en contra utilizando los golpes frente a las palabras y cuando en el colmo del cinismo, se nos presenta la imagen del verdugo como si de la de un héroe se tratase.
Valga de ejemplo la figura de un matarife de toros aparecida en tantos medios "vendiéndonos" su valentía, su "arte", sus convicciones y su supuesto relieve con machacona insistencia. Me refiero a José Tomás, alguien que por encima de todo vive de torturar y matar.
Y sin la menor mención al mundo de horror que se esconde detrás nos plantean la cuestión al parecer para ellos fundamental: "que si es mejor el estilo de Enrique Ponce o es preferible el de José Tomás", pero, ¿qué clase de debate es ese?, ¿el saber cuál de las dos maneras de destrozar los órganos de una criatura y provocarle una agonía espantosa es la más hermosa o con la técnica más depurada?. Los cazadores también están crecidos, llamando en sus foros y publicaciones un día sí y otro también terroristas a los Grupos de defensa animal y utilizando la violencia física, al igual que sus colegas los taurinos, con aquellos que se manifiestan sin emplear más fuerza que la de su voz y la de sus brazos para sostener pancartas. Empresas dedicadas a criar, engordar y matar animales para comerciar con su carne ridiculizando a los que se niegan a que para alimentarse haya que causar padecimientos terribles a un animal.
A muchos de los que se ríen de los veganos, si se molestasen en contemplar algunos de los videos grabados con cámara oculta en granjas y mataderos, tal vez se les helaría la sonrisa y comprenderían que para tener una nutrición completa y equilibrada, no es necesario que otros seres experimenten un tormento atroz, pero claro, al igual que nunca nos muestran de cerca las imágenes de un toro al que le cortan la oreja mientras está todavía agonizando, o la de un corzo tratando inútilmente de huir de un cazador con varios disparos en su cuerpo mientras se va desangrando, o la de los perros atrapados en los cepos puestos por cazadores, tampoco nos enseñan cómo se comienza a descuartizar a una vaca aún con vida. Nos regalan la parte idílica del asunto, la versión limpia e higiénica y se cuidan mucho de que mantener oculta la otra, la real, las verdaderas consecuencias de sus acciones porque saben que si la gente pudiese ver con detalle lo que hay detrás, el horror, el asco, la repugnancia y el rechazo serían tales que no podrían continuar sembrando tanto dolor y muerte impunemente.
Es toda una campaña puesta en marcha por aquellos que tienen miedo de que la Sociedad diga que ya basta a tanta locura. Somos de los pocos países donde perviven las corridas, en los que los festejos crueles con animales no sólo perduran, sino que son declarados de interés nacional y cada día, es mayor la repulsa internacional ante estas costumbres bárbaras. Los trofeos de caza en los salones y los campeonatos para ver quién mata más son una página lamentable todavía no superada pero que cada vez tiene menos seguidores y defensores. Hoy en día son más los niños que les preguntan a sus padres porqué se le pega con un látigo a un tigre en un circo para que salte a través de un aro de fuego, o aquellos a los que no les entretiene pero les causa una tristeza infinita ver a un mono tras la jaula de un zoológico dando vueltas en círculos de forma interminable o autolesionándose. Y porque son muchos a los que no les divierte llenar de dardos el cuerpo de un toro o cortarle los testículos vivo como parte de un programa de festejos populares. Y porque un abrigo conseguido a base de despellejar a animales muchas veces todavía vivos ya no es algo tan apetecido, porque la gente prefiere utilizar una lejía que no se le haya obligado a ingerir a un conejo y porque en definitiva, la corriente de progreso y toma de conciencia de la Sociedad es un hecho real e imparable, algunos, los de siempre, los energúmenos sin más principios que su egoísmo, sin más sensibilidad que un instinto destructor y sin más solidaridad que la que muestran hacia su cuenta corriente o su peculiar y sanguinaria forma de pasarlo bien, están más exaltados que nunca y entremezclan una publicidad renovada y adornada de sus acciones, con muestras de violencia injustificada hacia los que expresan su rechazo al maltrato de otros seres.
Y es que en definitiva su mundo gira en torno a eso: el engaño y la violencia. Engaño para hacer creer a la gente que la tortura y la muerte son arte, tradición, cultura y deporte. Y violencia, de la que no quieren ni saben prescindir y con la que tratan tanto a sus víctimas como a los que pretenden defenderlas.
http://www.equanimal.org/
www.igualdadanimal.org
www.liberaong.org
www.altarriba.org
www.matarpormatarnon.org
www.animanaturalis.org
Imagen: comienzo de la agresión contra activistas de Equanimal en protesta por la caza (www.stopcaza.org)
Imagen: Agresión sufrida por activista de Igualdad Animal en su protesta contra la tauromaquia (www.igualdadanimal.org)
Julio Ortega Fraile
http://www.findelmaltratoanimal.blogspot.com/
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